Cómo puede el Open Finance mejorar tu oferta de negocio

diciembre 1, 2023

El concepto de Open Finance ha ganado relevancia, y su adopción crece rápidamente a medida que el ecosistema financiero se expande. ¿Pero qué es realmente y cuál es su alcance en un entorno cada vez más digitalizado?

Open Finance es una evolución del Open Banking que, en esencia, se basa en la posibilidad de intercambiar datos financieros. Open Banking se originó en Europa en 2015, específicamente en Gran Bretaña, donde el gobierno británico promovió la creación del Open Banking Working Group (OBWG) para elaborar un marco enfocado al desarrollo de estándares de interfaces abiertas, como las interfaces de programación de aplicaciones (APIs), para la banca.

Una API consiste en una serie de reglas que permiten que diferentes aplicaciones de software se comuniquen entre sí; son clave para permitir la integración de distintas aplicaciones y servicios, lo que les permite trabajar juntos y compartir datos. 

Una parte esencial de ese marco es compartir y tener acceso a datos financieros que antes estaban altamente restringidos. La premisa es que, para que esto suceda, es fundamental que los propietarios de dichos datos -empresas, organismos e individuos- den su previa autorización y se garantice su protección.

Al sumarse más jugadores al sector, como Fintechs, autoridades fiscales y otras entidades financieras, y dejar de ser dominio exclusivo de los bancos, el concepto Open Banking se amplía al de Open Finance.

Mayor valor agregado

De este modo, las organizaciones que brindan servicios financieros pueden compartir la información de sus usuarios de manera segura, controlada y encriptada, siempre con su consentimiento.  Y es este intercambio entre ellas lo que les permite añadir valor a sus productos y servicios. 

Promueve la competencia entre los nuevos participantes y los tradicionales. El Open Finance, por ende, permite replantear los modelos de negocio que han estado presentes por décadas para centrarse en la experiencia de los clientes.  

A su vez, las finanzas abiertas amplían el conocimiento sobre los usuarios gracias a que se tiene acceso a información detallada sobre su comportamiento financiero, lo cual permite ofrecer productos innovadores en el momento que lo requieren. Éstos incluyen, por ejemplo, mejores condiciones de crédito, y una mejor gestión de sus pagos para liquidar los créditos que les resultan más costosos. 

Una mejor experiencia para el cliente redunda también en mejores tasas de conversión, impulsando al mismo tiempo la inclusión financiera y la bancarización. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en América Latina, la mitad de la población (50%) no utiliza servicios financieros. 

En México, la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2021 reportó que 56.7 millones de personas de 18 a 70 años contaban con al menos un producto financiero formal, como cuenta de ahorro, crédito formal, seguros o Afores. Estos datos evidencian el potencial del Open Finance hoy y a futuro, así como su impacto en los servicios financieros. 

Transparencia y control

Además de la creación de nuevos productos y servicios personalizados más rentables, el Open Finance le da a los proveedores de servicios financieros la posibilidad de utilizar la infraestructura creada por otras organizaciones de tecnología financiera (Fintech), lo que representa una posibilidad de ahorrar tiempo y dinero.

Asimismo, da origen a modelos de negocio innovadores. Por ejemplo, amplía la posibilidad de que los usuarios abran cuentas desde aplicaciones de terceros, como Uber. Con esto, las organizaciones financieras pueden elevar su rentabilidad de las contrataciones que se hacen desde plataformas de terceros. 

Por otro lado, con la integración del uso de la inteligencia artificial (IA) y el machine learning se optimiza la detección de posibles fraudes y se previenen las pérdidas que podrían sufrir individuos y empresas. 

Hay que destacar también que el Open Finance contribuye a la reducción de costos y tiempo al eliminar los procesos manuales, como la descarga de facturas y documentos fiscales y su integración a sistemas contables y empresariales, lo que a su vez redunda en productos y servicios de mayor rentabilidad y alcance. 

Finalmente, y no menos importante, la transparencia y el control para los usuarios se incrementa. Ellos pueden dar o retirar los permisos sobre cómo las entidades financieras utilizan sus datos. 

Si bien el Open Finance ha sido aprovechado en numerosos países desde hace varios años, la regulación que lo rige es relativamente nueva, por lo que aún deben crearse normas acordes con su evolución y la manera en que se está implementando. 

En este sentido, México figura entre los primeros países en regular el sector Fintech y el Open Banking. En marzo de 2018, se publicó en el país la Ley Fintech, cuyo propósito es regular a las Instituciones de Tecnología Financiera, y que incluye la obligación de habilitar APIs para el intercambio transparente y seguro de información. Aún está pendiente la promulgación de las leyes secundarias que exijan a los bancos utilizar APIs para intercambiar información con otras entidades financieras.